José Leandro Andrade (Español)

José Leandro Andrade

José Leandro Andrade

 

La Maravilla Negra

Montevideo, principios del Novecientos. Fuera de los muros de la Ciudad Vieja, Palermo es el barrio de la comunidad afrouruguaya de la Capital. La gente vive en viviendas colectivas a ritmo de candombe, la danza de los esclavos que desembarcaron en el virreinato del Río de la Plata y que aúna comunicación, música y religión, un lienzo nunca perdido en la tierra de origen. José Andrade llega a Palermo cuando es un muchacho. Viene desde Salto, donde nació el primero de octubre de 1901 de madre argentina y padre afrobrasileño. Andrade será criado entre las callejuelas de aquel “carnaval” de miseria y alegría, tocando el tambor y el violín, ganándose la vida como zapatero o vendedor de diarios, hasta que descubre el fútbol e inventa un propio estilo de juego: acrobático, rápido, potente, un metro ochenta de pura magia. Andrade merecerá el epíteto de  Maravilla Negra.

El primer club profesional de Andrade es el Bella Vista de Montevideo, donde se desempeñó como entreala derecho – hoy volante lateral- coleccionando 71 partidos y marcando 7 goles sólo en la temporada de debut. En 1924 llega en ultramar la confirmación de su talento: es el año de los Juegos Olímpicos en París. La Celeste, ganadora de las ediciones 1922 y 1923 del Campeonato Sudamericano de Fútbol, se presenta a la edición de los Juegos con sus mejores campeones, jugadores tales José Nasazzi, Pedro Cea, Pedro Petrone ed Héctor Scarone. Aún siendo una selección prestigiosa, la nacional logra obtener la visa para Francia tras muchas dificultades. Primero, económicas.

la Celeste ai Giochi di Parigi del 1924

la Celeste en los Juegos de París de 1924

 

Para comprar los pasajes del viaje transoceánico, el dirigente federal Atilio Narancio debe hipotecar su casa. Y a lo largo del camino entre España y París, la Celeste tiene que pagarse los gastos desafiando a los equipos locales en el campo: nueve partidos, nueve victorias. Sin embargo, son muy pocos los que apuestan por los Uruguayos, porque los Uruguayos son buenos para presumir.

Cuando Yugoslavia, primera competidora del certamen, envió a sus observadores al cuartel general, los hombres entrenados por el técnico Ernesto Fígoli simularon tan bien su incompetencia en dar patadas a la pelota, que despertaron la compasión de los desafiantes. «Estos muchachos que llegan de tan de lejos» – dijeron – «dan una pena». El 26 de mayo de 1924 Yugoslavia será derrotada por 7-0. 
Luego le tocó la derrota tras un juego moderno y “burbujeante” a Estados Unidos, Países Bajos y Suiza. Uruguay tiene la tendencia de valorizar el movimiento sin pelota, por medio de un fraseo breve y veloz.
 Gana la medalla de oro con una diferencia de 18 goles.

La estrella de París

Andrade no marca ningún punto, sin embargo es la verdadera estrella del grupo, es la media punta deslumbrante de alta y pulida técnica que teje y borda la acción. No es la primera vez que un jugador negro se convierte en un mito, por lo menos en Uruguay: Isabelino Gradín, nieto de esclavos africanos, conduce la Celeste a la victoria en la Copa América en el bienio 1916-17, y dos años después cuando la competición será en Brasil, demostrará a los cariocas (por los cuales los jugadores negros serán admitidos a partir de 1936), que el fútbol no es un asunto de piel.

La popularidad de Andrade se dilata más allá de la frontera Latinoamericana, subiendo el futbolista a una dimensión internacional. Los europeos aman su funambulismo al menos cuanto aman su personalidad fuera del campo. Histriónico y muy sociable, José es un bohemio post litteram. Baila, toma, ama la movida nocturna de la capital francesa. Durante una de sus incursiones en los clubes parisinos encuentra a Joséphine Baker, bailarina y cantante de cabaret, conocida por haber sido la primera mujer en topless de la historia del los espectáculos públicos.

Joséphine Baker (© WDR-DPA-Bernd Weissbrod)

Joséphine Baker (© WDR-DPA-Bernd Weissbrod)

 

En el curso de los Juegos Andrade desaparece del hotel, creando la preocupación de la federación. El compañero de cuarto, el puntero Ángel Romano, ofrece su ayuda en la búsqueda del colega y amigo. Lo encontrará tras algunas horas en un piso de lujo de un exclusivo barrio parisino, rodeado por mujeres como un sultán entre odaliscas.

A su regreso a Montevideo, dos clubes internacionales contratan a Andrade, el Nacional y el Peñarol, con los cuales ganará en total cinco campeonatos. Siendo futbolista, reclama también su derecho a seguir siendo músico, dando muestra de la misma exquisita destreza con tambores y pelota, como si fútbol y rumba fueran caras de la misma moneda. Andrade iba con tambores y trajes tradicionales del Carnaval de Montevideo, pero cada vez más a menudo se le veía con gafas de sol. Tenía que cubrir la lesión ocular que le causó un impacto violento contra un palo, ocurrido durante la final de París, que se iba agravando con el tiempo.

Entre tanto, los éxitos con la Selección son incontables. El Uruguay domina el fútbol sudamericano ganando otra Copa América en 1926 y perdiendo por muy poco contra la Argentina de Luna la edición siguiente. En 1928 vuelve a Europa por la Olimpíada de Amsterdam junto con dos representantes latinoamericanos: los campeones continentales y Chile. La Celeste, esta vez entre las favoritas, derrota a Países Bajos, Alemania e Italia (de nada valdrán los goles de Adolfo Baloncieri y Virgilio Felice Levratto) antes de topar en la final con la “prima” Argentina. Vence en dos etapas: después del primer partido, que termina con un empate por 1-1 a pesar de los tiempos suplementares, rescata con el sucesivo partido que termina por 2-1. Por segunda vez consecutiva sube a lo más alto del podio.

Andrade (a terra) contro l'Italia (1928)

Andrade (en el suelo) en el partido contra Italia (1928)

 

Pero el triunfo más importante aún tiene que llegar. En 1930 encargan a Uruguay la organización de la Copa del Mundo de fútbol y el técnico de la Celeste Alberto Horacio Suppici convoca a Andrade también. José ya no es la estrella de su tiempo, pero aún sabe como servir de malabarista entre la defensa y el ataque.

En el Estadio del Centenario, construido para celebrar el aniversario de la independencia del país, Uruguay es coronado por primera vez Campeón del Mundo, sobrepasando otra vez a Argentina. Un partido caliente, tanto que el árbitro pide un seguro de vida para toda su familia y la posibilidad de embarcarse a Europa con la primera nave que zarpara desde Montevideo tras el silbido final. Anselmo, uno de los líderes entre los dueños, renuncia a jugar abandonando el vestidor por un ataque de pánico. El resultado final es 4-2 para los uruguayos. El día siguiente en el país es fiesta nacional.

 

il primo gol di Pablo Dorado nella finale contro l'Argentina (1930)

el primer gol de Pablo Dorado en la final contra Argentina (1930)

 

Es el último triunfo de Andrade con la Celeste antes de colgar los botines. En 1950, el ex-campeón dará su bendición al inolvidable Maracanazo, desde la tribuna de honor de la Copa del Mundo del Brasil. Entre los connacionales en campo aquel día, está el nieto de Víctor Rodríguez, la más joven de las estrellas uruguayas, que añadió su sobrenombre en homenaje al tío.

Un desesperado epílogo

En 1956 el periodista alemán Fritz Hack se fue a Uruguay para entrevistar a Andrade. Lo buscó durante seis días entre las callejuelas de Montevideo, hasta encontrarlo en Calle Perazza, en los bajos fondos de la ciudad. No logró convertirse en radio-reportero como Cea, tampoco en técnico como Scarone y ni siquiera tocaba más los tambores. Alcohólico y con monóculo, vivía en una casucha asistido por la hermana, que respondió a las preguntas del reportero de su parte.

Lo hallaron muerto el 4 de octubre de 1957, tres días después de cumplir 56 años. Al lado tenía una caja de zapatos donde tenía la custodia de sus medallas. Pequeñas luces de una frágil gloria que no bastó para iluminar su sombría desesperación, pero que Andrade mantenía como ascuas encendidas debajo de las cenizas, como una dote – la única que quedaba – de un hombre que fue un héroe del fútbol. El primero de los Dos Mundos.

Graziana Urso

traducción: Melania Sebastiani
© Todos los Derechos Reservados

 

artículo
en italiano

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Comments To This Entry
  1. artículo muy bonito, gracias.
    Ignacio Sánchez Pérez

    Anonymous on April 10, 2013 Reply
    • gracias!

      admin on April 11, 2013

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